Arquitectura orgánica

Autor y año de redacción:

    Héctor Luis Conesa Hernández. 2013



Título del artículo

"Hacia una definición de la forma orgánica arquitectónica"


Palabras clave

Arquitectura orgánica, naturaleza, Behrendt, curva libre, continuidad, escala, forma orgánica, Senosiain

Resumen

Durante la segunda mitad del siglo XX, aparecieron una serie de iniciativas singulares en la arquitectura doméstica donde la característica común fue una inusual concepción formal. Frente a la forma ortogonal de los edificios del movimiento moderno y nuestro actual parque arquitectónico heredado, crecieron de manera dispersa, por todo el mundo, pequeños edificios, donde su forma última estaba trazada por la suma compleja de diferentes curvaturas.

Las formas curvas observadas huían de la tradicional semejanza a las bóvedas, cúpulas y paraboloides hiperbólicos.  La curva se desarrollaba de manera tan libre como encontramos en las formas geológicas y biológicas existentes en la naturaleza.

Tras la fascinación que puede suscitar lo peculiar de estas formas, el presente trabajo inicia un rastreo de su origen y concepción, en la búsqueda de una aproximación a un mayor entendimiento de los espacios y formas resultantes. Para finalmente reconocer una serie de cualidades que convierten este fenómeno disperso en un sentir arquitectónico y humano genuino, tan consistente como los variados movimientos arquitectónicos que han jalonado la historia.

Para ello, se analizan una serie de ejemplos y se recolectan algunas características comunes, así como múltiples adjetivos y referencias, de autores y pensadores, a la necesidad de concebir la arquitectura, desde el diseño con curvas, como una arquitectura más cercana al ser humano y más amable con su entorno.

La concepción orgánica de la llamada arquitectura orgánica, abanderada en el siglo XX fue nuestro punto de partida y la obra de Javier Senosiain, ejemplo paradigmático, nos dio, inevitablemente, la pauta final para entender que conceptualización y forma iban a coincidir en un mismo término: La forma orgánica arquitectónica.

Artículo

Introducción

En franca oposición al estilo internacional y a las formas paralelepipédicas del movimiento moderno se esgrimió una cruzada contra la línea recta y lo ortogonal durante los años sesenta, que duraría hasta los días de hoy. Desde los revolucionarios franceses del GIAP 1 hasta la arquitectura orgánica norteamericana y toda una serie de actuaciones diseminadas por todo el mundo, encontramos un recordatorio incesante de la arquitectura de la curva. Y no cualquier curva sino la curva en su máxima expresión, desprovista de imposiciones geométricas y muy ligado al entorno doméstico: la curva libre.

La visceralidad de la casa sin fin de Kiesler. La roca ahuecada de André Bloc. Los monocascos de base circular de Pascal Haüsermann. El entorno convertido en arquitectura de Jacques Couëlle. Las esferas “bubbles” de Antti Lovag. El amplio repertorio de curvaturas de Daniel Grataloup. La libertad sin límites de Jean-Louis Chanéac. La forma amorfa de Balkrishna Doshi.  Los espacios casi geológicos de Jacques Gillet y Felix Roulin o de James Hubbell y DrewHubbell. El fluido viscoso o gota sólida de Eisaku Ushida y Kathryn Findlay.
La arquitectura orgánica de JavierSenosiain.

La experiencia psicológica de cobijo y de relación con la naturaleza, tanto humana como paisajística, que remiten estos espacios, invita a tomarnos en serio su estudio.
Dada la coincidencia en la manera de explorar la forma en todos estos casos, se hace necesario dotar de una terminología que refleje esta realidad. Ello abriría un reconocimiento de este sentir arquitectónico genuino y lo dotaría de un denominativo, para poder ser considerado como objeto de estudio profundo.

¿Existe un término para referirse a este tipo de arquitecturas de la curva?

Materiales y métodos

La investigación se inicia, explorando bibliografía histórica relacionada con la arquitectura orgánica y los ejemplos encontrados y bibliografía filosófica relacionada con los fundamentos del espacio arquitectónico.

Fruto de esa observación, análisis y relación de significados se recolectan las características más comunes, así como múltiples adjetivos y referencias a la necesidad de concebir la arquitectura desde el diseño con curvas como una arquitectura más cercana al ser humano y más amable con su entorno.

Finalmente, en el marco de los diferentes vocablos vertidos por arquitectos y pensadores, se propone un término, que mejor se ajuste para describir la realidad conceptual y tectónica de este tipo de arquitecturas.

Desarrollo

De la naturaleza a la arquitectura orgánica

Si bien el origen de la palabra orgánico remite a la biología, a la naturaleza, muchos arquitectos del siglo XX han usado este término, precisamente, para describir una concepción de la arquitectura basada en la imitación del comportamiento de esta naturaleza (biónica) y de sus formas resultantes, así como en la relación con el entorno paisajístico donde se circunscribe y el uso de materias primas poco transformadas (bioconstrucción).

El término “orgánico” aplicado a la arquitectura aparece la primera vez en París en el año 1863, Wright lo enfatiza en su declaración de independencia en 1939 y, a partir de 1943 se hacía posible indicar, en el ensayo “Hacia una arquitectura orgánica”, el significado del término “orgánico” en la historia de la arquitectura 2.
Lo orgánico, en el sentido de Sullivan y de Wright es una protesta contra la personalidad disociada 3, una reivindicación de lo integrado e integral. Y Aalto hace una distinción revolucionaria al reivindicar, por primera vez, una visión espacial global y orgánica del edificio frente al funcionalismo que separa sus elementos integrantes 4.

El término orgánico se ha seguido usando durante la segunda mitad del siglo XX hasta dar lugar, incluso, a la asociación norteamericana internacional de arquitectos y artistas Friends of Kebyar 5.

Alberti afirmaba que un edificio es casi como un animal, en el que la forma se desarrolla desde dentro hacia el exterior 6. y Siefried Giedion reconoce la existencia de una concepción orgánica frente a otra geométrica 7.

Los ejemplos mencionados, al inicio del artículo, parten siempre del reconocimiento de la naturaleza, a la vez que son concebidos también como organismos que crecen y se adaptan a su entorno, en un sentido proyectual.

Behrendt habla, en su manifiesto orgánico, de arquitecturas que gozan de la multiformidad, de la armonía con la naturaleza, producto de sensaciones intuitivas de formas irregulares y dinámicas, de la belleza razonable. Así como se refiere a la forma que sigue a la función y de la estructura que crece siguiendo su vocación individual, según un orden específico dictado por las funciones y por el contexto, igual que una planta o que cualquier otro organismo vivo 8. Esta afirmación entra en directa coherencia con la definición que hiciera Norberg Schulz sobre la pared arquitectónica, como frontera o lugar de reunión de las fuerzas interiores y exteriores de uso y espacio 9. Fuerzas que no son otras que la naturaleza del entorno y la naturaleza del habitante.

El reconocimiento a la naturaleza es la base de una concepción orgánica de la arquitectura.
Las arquitecturas, objeto de esta investigación, constituyen, en su complexión y proceso constitutivo formal una evolución de la conceptualización de la llamada arquitectura orgánica. Basadas, en una concepción orgánica, acaban por conformarse como formas orgánicas. Herederas de la arquitectura orgánica, dan una continuidad y evolución al término arquitectura orgánica, dando lugar a la curva. Y basadas en los principios de asimetría y funcionalismo del movimiento moderno, esa forma curva huye de figuras geométricas reconocibles y es finalmente forma curva libre. Es la misma forma curva libre que se desarrolla en los procesos naturales biológicos y geológicos, donde no existe discontinuidad ni ruptura entre cada porción de la forma. La concepción naturista, y por tanto, eminentemente antropológica de la forma arquitectónica nos va a llevar a la forma curva libre.

De la naturaleza a la curva

Pearson, claro exponente de la arquitectura orgánica norteamericana actual, reivindica que la forma de un edificio debería (…) fluir con las fuerzas de la naturaleza, no oponerse a ellas, que los flujos de las fuerzas naturales se traducen en formas arquitectónicas curvilíneas, cíclicas y orgánicas que, por consiguiente, derivan de un modo natural de la sentencia «la forma sigue al flujo 10. Así como Senosiain, proclama abiertamente que la respuesta arquitectónica a la naturaleza se encuentra en la curva. Desde lo geológico de los primeros refugios trogloditas hasta lo biológico. La naturaleza conoce muy bien los principios de consistencia dados por la curvatura, y los aplica para proteger la vida con un mínimo de material 11, dice.

Hugo Häring declaraba de la vivienda que uno debía sentirse como el habitante interno de un organismo, (…), como morador simbiótico, que toma y recibe de un enorme claustro materno fósil 12 y Jacques Couëlle repetía que en la naturaleza no hay ángulos rectos y que la línea recta no forma parte del comportamiento humano 13.
Parece inevitable que es desde la valoración de la naturaleza y desde un sentir arquitectónico orgánico, desde donde se estaba preparando el camino para la aparición definitiva de este tipo de arquitectura de la curva.

El límite intermediario o frontera entre lo exterior y lo interior es el que se hace eco del requerimiento ergonómico y del requerimiento entorno: la envolvente. Al final, si somos precisos a esa puja por la forma lindante del exterior y del interior, lo coherente es concluir que el resultado será una envolvente cuya forma indefinida se adapte libre y consecuentemente a tal complejidad y diversidad de fuerzas, una forma libre, una forma curva. A Johansen le hubiera gustado que las paredes fueran elásticas y que se pudieran adaptar a nuestros humores y comportamientos 14. Senosiain se refiere a la casa como el vientre materno y el refugio de los animales 15. Heidegger habla de la concavidad ahuecada que ha de protegernos 16 y Norberg-Schulz del lugar como algo básicamente redondo y centralizado 17.
La envolvente curva ofrece el máximo espacio con la mínima superficie envolvente. El “menos es más” de Mies, precisamente desde una concepción formal, daría como resultado, no planos, sino superficies curvas.

Si la naturaleza en relación con el ser humano habitante apela al sentir de la llamada arquitectura orgánica, también e inevitablemente, apela a lo curvo.

La curva libre

La intermediación de esa forma curva y libre queda magistralmente representada con la curva libre de Bézier-De Casteljau, frente a las curvas geométricas, como la elipse o la parábola. Es la forma libre 18 tridimensional que contrapone Senosiain a las formas curvas arquitectónicas reconocibles geométrica e históricamente. Es la curva que ni es la cúpula, ni la bóveda de Manrique, Carola, Khalili o Hundertwasser, ni el paraboloide hiperbólico de Saarinen o Candela. Formas, éstas, que presumen de ser curvas pero siempre trazadas por recorridos curvilíneos regidos por funciones definibles, no completamente emancipados y combinadas con trazados rectos.

Häring sentía que, aunque una esfera de metal pulido pueda atraernos desde el punto de vista intelectual, una flor es una experiencia emocional superior en un orden más elevado de expresión 19.
Una de las características de la forma libre es precisamente su complejidad. Su libertad. La forma libre no es sólo curva sino que es curva libre. La estereometría del objeto se hace, por tanto, compleja, como si rehuyera ser medida y el espacio quisiera ser inefable. Vacío hipogénico. Concavidad descarada. La forma concoidea de la ameba.
La casa como extensión del cuerpo y la casa como extensión del paisaje.

Si Le Corbusier enaltece lo ortogonal, como la manera de poner orden y medida al espacio y honra vehemente la aparición de los tres ejes perpendiculares y el plano. ¿Hasta qué punto un simple sistema de coordenadas acaba confundiendo la mente del proyectista del siglo XX, permitiéndole, sólo, concebir la arquitectura como proyección literal de esos tres ejes?
Alfred Korzybski nos habla sobre como los seres humanos percibimos el mundo a través de abstracciones debido a nuestros condicionamientos culturales y biológicos, hasta el punto de enunciar su famosa frase “el mapa no es el territorio”. No es extraño, pues, que las representaciones arquitectónicas del siglo XX hechas sobre el plano, elemento no curvo, engendren, con más facilidad, edificios ortogonales. Y a través del plano hayamos proyectado la arquitectura, en menoscabo de la maqueta, perdiendo un abanico infinito de posibilidades de diseño. Couëlle y Senosiain usaban en la proyección de sus obras la maqueta, como sistema imprescindible para concebir, e incluso guiar la construcción.
Un recorrido histórico concreto de la vivienda, acabó enterrando la forma curva libre, relegada a lo anecdótico o al edificio público. Pero que la dirección histórica de lo paralelepipédico sea la generalidad no significa que esté por investigar si el ser humano se encuentra mejor psicológica y utilitariamente, habitando espacios de envolvente curva.

La forma y curva libre avanzan respecto a las limitaciones de las formas geométricas curvas conocidas y tienen la apariencia de entes biológicos, de órganos.
La acepción más parecida para referirse a estas complejas formas compuestas por curvas de variados radios de curvatura podría ser la forma orgánica.

Continuidad

En la obra de Ushida y Findlay existe una continuidad intencionada en esa forma libre y casi ilimitada que obliga al habitante a deambular de la casa hacia la calle y al cielo sin casi darse cuenta 20. La solución de continuidad es patente en esa transición perfectamente tangencial entre curvas de diámetro diferente y rectas.
Kiesler se refiere a su “casa sin fin” como “movimiento continuo en el espacio” 21.
En la casa orgánica de Naucalpan (1985) de Senosiain, la transición de unas estancias a otras es tan suave que es difícil delimitar donde empieza y acaba una habitación, así como resulta también muy difícil reducir el conjunto a una suma de partes.
En Lovag o Haüsermann no se sabe dónde termina la fachada y dónde comienza la cubierta. Son la misma piel, el mismo “monocasco” o “burbuja”.

Las formas paralelepipédicas están formadas por planos verticales y horizontales, en cuya conexión media un cambio de direccionalidad; donde el elemento fachada se puede diferenciar claramente del elemento cubierta; donde no hay transición progresiva sino interrupción en los bordes de cada elemento; donde hay una suma de las partes más que una integración orgánica.

Leonardo Ricci escribió en Anonymus que la arquitectura necesitaba transformarse de las concepciones rígidas del espacio, hacia aquellas en donde éste fluyera libremente 22.
La continuidad y sinuosidad de un espacio de envolvente curva acaba aportando unidad arquitectónica, y por tanto unidad formal. Y encontramos que, en la mayoría de los casos observados, esa continuidad es tan coherente, que, incluso, convierte la piel del edificio en mobiliario. Esta circunstancia hace difícil el antes y el después de la arquitectura y del mueble, trasladando el borde final de la arquitectura al borde final del mueble. La arquitectura, así concebida, prolonga su continuidad más allá de ella misma, hasta llegar finalmente al aposento, a la ergonomía que toca el cuerpo humano. Se podría decir que la continuidad es tan radical que convierte al habitante en parte de esa arquitectura. La forma orgánica acoge al ser humano orgánico. El primer nivel de contacto con el mundo, el tacto, del que habla Heidegger 23 se funde con el segundo nivel, el ver. El mobiliario, lo primero que se ase, se prolonga al espacio, lo que se ve y te envuelve.

El arquitecto Douglas Cardinal habla de «envolver» cada función con el volumen y la forma del respectivo espacio. Los interiores y los accesorios curvilíneos son el resultado natural de este proceso. Algunos arquitectos consideran que, para que un proyecto sea de verdad orgánico, ha de tener en cuenta todos los aspectos, lo cual incluye el mobiliario y la decoración interior 24.
Senosiain, Grataloup, Coüelle, Lovag, Haüsermann, Ushida- Findlay. Casi todos integran el mobiliario en sus arquitecturas.
Una arquitectura, así, que convierte lo móvil en inmóvil podría ser el espacio perfecto para un invidente. Un espacio lleno de referencias e hitos se haría más fácilmente reconocible. El espacio del tacto se convertiría en el espacio sin luz, un espacio accesible para todos.

La continuidad es característica de los organismos vivos y eventos geológicos.
Encontramos una cualidad de continuidad en este tipo de formas arquitectónicas, una cualidad que emana de una concepción orgánica del diseño y de un diseño formal con la curva.



Una escala doméstica




En una escala pequeña, la proximidad de la envolvente al contorno del habitante interacciona a nivel táctil y de espacio existencial con éste, haciendo obligatoria una concepción ergonómica y no caprichosa. El vínculo visual con el habitante es patente. Una escala pequeña se hace doméstica y por tanto siempre arquitectónica. En cuyo caso, la forma libre arquitectónica puede concebirse desde un sentir orgánico, donde la forma sí que tiene la obligación de confrontarse con la función.
Boudon explica que la escala concibe la topología, oponiéndose a la geometría euclidiana. En este sentido, se produce un cambio de espacio, corte o cambio de escala cuando varía el tamaño de un espacio, aunque se mantenga su proporción 25. Lo que convierte verdaderamente en arquitectónico un espacio es la escala humana en una relación coherente con éste.

Heidegger enuncia que el espacio concretamente experimentado en que se ha de vivir no tiene ningún carácter infinito 26. En este sentido una forma arquitectónica hecha a la escala doméstica realmente está justificando un tipo de finitud del espacio directamente mensurable y en contraposición a ese carácter infinito (no limitado) que pueden tener los edificios públicos.
Las envolventes de los edificios públicos de Niemeyer, Calatrava o Hadid, conocen la forma libre, pero inconexa con la escala humana en muchas ocasiones. En este contexto es difícil valorar si su concepción es puramente orgánica o más bien plástica.

Por otro lado, la profusión de líneas rectas, formas prismáticas, retorcidas y fragmentadas del deconstructivismo, que parecen querer participar del concepto de forma libre, son ajenas a un sentir orgánico, que, además, recuerde a formas de la naturaleza próximas en escala a un hábitat útil para el ser humano. Aquella parte del entorno natural que interacciona con el ser humano tiene ya mensurada una escala. Son las formas naturales ocluidas en esta escala las que podemos valorar como útiles para el ser humano. Ni la maravillosa geometría de lo diminuto ni las imponentes rectas de los icebergs son formas útiles para la escala en la que se desenvuelve el ser humano.
Concebir una arquitectura orgánica, como respuesta a la naturaleza sigue pasando por la forma que sigue a la función y no la forma que siga a la imagen.

El sentir orgánico engendra una determinada escala. La escala doméstica es la escala de la vida humana, es una escala orgánica.       

Conclusión y debate

Naturaleza, arquitectura orgánica, curva y curva libre, continuidad y mobiliario integrado, escala doméstica.

Observamos una concepción de la forma arquitectónica desde un sentir orgánico, tal y como lo han definido varios autores a lo largo del siglo XX, entre ellos los precursores de la arquitectura orgánica y, recientemente, Javier Senosiain, refiriéndose, incluso a la forma.
Cualidades como la continuidad y la escala humana pueden considerarse como parte de este sentir orgánico y de esta forma curva libre.

La envolvente espacial de los edificios expuestos al inicio del artículo es delimitada por una forma de libre definición, formada por un conjunto de curvas, que se asemejan, en la mayoría de los casos, a formas naturales geológicas o biológicas, en definitiva cavernas, vísceras u órganos. Por lo que el término orgánico abarca de manera sintética una manera de referirnos a este tipo de arquitecturas, desde el punto de vista formal.

Encontramos que forma y conceptualización pueden definirse por la misma palabra, orgánico.

El término arquitectura orgánica tiene su propia definición desde el siglo pasado.
El término forma orgánica es más amplio y puede referirse a formas no arquitectónicas.

Una conjunción de los términos imprescindibles puede servirnos de denominativo hasta que se acuñe un término que los exprese a todos. Por lo que, finalmente, podemos conformar el término de la siguiente manera:
La forma orgánica arquitectónica.

El reconocimiento de este tipo de arquitectura con una definición consensuada y propia puede abrir inmediatos campos de estudio que tomen con rigor y seriedad este tipo de espacios, más marginados por el devenir de los hechos históricos. Espacios, que según sus autores proveen a sus moradores de una experiencia del habitar realmente reconfortante y de un rotundo cobijo, el fin último de la arquitectura.

Creo que describir un término con el que referirnos a este tipo de arquitectura es un buen comienzo para una investigación seria en los espacios de la forma orgánica arquitectónica.

Bibliografía y notas

1 "Groupe International d'Architecture Prospective" (GIAP). El GIAP fue fundado por el crítico Miguel Ragon y otros autores en 1965. Proponían una concepción “visionaria y experimental” de la arquitectura. Se desarrolló ampliamente en Francia.
2  ZEVI, Bruno. Storia dell’architettura moderna. (Traducción española de la quinta edición italiana por Roser Berdagué) Historia de la arquitectura moderna. Barcelona: Editorial Poseidon, 1980 p. 241
3 GIEDION, Sigfried. Space, Time and Architecture. Cambridge: Harvard University Press, 1942. (Traducción española por Isidro Puig Boada). Espacio, Tiempo y Arquitectura. Barcelona: Editorial Científico-Médica Hoepli, S.L. 1955 p. 432
4 ZEVI, Bruno. Storia dell’architettura moderna. (Traducción española de la quinta edición italiana por Roser Berdagué) Historia de la arquitectura moderna. Barcelona: Editorial Poseidon, 1980 p. 222/223
5 Datos extraídos de http://www.kebyar.com vis. 29/01/2013
6 ZEVI, Bruno. Storia dell’architettura moderna. (Traducción española de la quinta edición italiana por Roser Berdagué) Historia de la arquitectura moderna. Barcelona: Editorial Poseidon, 1980 p. 243
7 GIEDION, Sigfried. Space, Time and Architecture. Cambridge: Harvard University Press, 1942. (Traducción española por Isidro Puig Boada). Espacio, Tiempo y Arquitectura. Barcelona: Editorial Científico-Médica Hoepli, S.L. 1955 p. 431
8 ZEVI, Bruno. Storia dell’architettura moderna. (Traducción española de la quinta edición italiana por Roser Berdagué). Historia de la arquitectura moderna. Barcelona: Editorial Poseidon, 1980 p. 243/244
9 NORBERG-SCHULZ, Christian. Existence, Space and Architecture. Londres: Studio Vista, 1975. (Traducción española por Adrian
     Margarit). Existencia, Espacio y Arquitectura. Barcelona: Editorial Blume, 1975. p.104
10 PEARSON, David. New organic Architecture. Londres: Gaia Books Limited, 2001. (Traducción española por Isabel Campos Adrados) Arquitectura orgánica moderna. Un nuevo camino para el diseño urbano y rural. Barcelona: Editorial Blume, 2002. p.14
11 SENOSIAIN AGUILAR, Javier. Bio-arquitectura. México: Editorial Limusa S.A. Grupo Noriega, 1998. p.53
12 Dice Hugo Häring en Udo Kultermann. La Arquitectura Contemporánea.
13 ALBERA, Jiovanni/MONTI, Nicolas. (Traducción Carola Moreno) Casas mediterráneas. Italia. Barcelona: Editorial Gustavo Gilli, S.A., 1992 p. 108
14 ZEVI, Bruno. Storia dell’architettura moderna. (Traducción española de la quinta edición italiana por Roser Berdagué).
     Historia de la arquitectura moderna. Barcelona: Editorial Poseidon, 1980 p. 440
15 SENOSIAIN AGUILAR, JavierBio-arquitectura. México: Editorial Limusa S.A. Grupo Noriega, 1998. p.166
16 CALDUCH, Juan. Espacio y lugar. Temas de composición arquitectónica. Alicante: Editorial Club Universitario, 2001. p. 31/32
17 NORBERG-SCHULZ, Christian. Existence, Space and Architecture. Londres: Studio Vista, 1975. (Traducción española por Adrian
     Margarit). Existencia, Espacio y Arquitectura. Barcelona: Editorial Blume, 1975. p.23
18 SENOSIAIN AGUILAR, Javier. Bio-arquitectura. México: Editorial Limusa S.A. Grupo Noriega, 1998. p.56
19 PEARSON, David. New organic Architecture. Londres: Gaia Books Limited, 2001. (Traducción española por Isabel Campos
   Adrados), Arquitectura orgánica moderna. Un nuevo camino para el diseño urbano y rural. Barcelona: Editorial Blume, 2002. p.43
20  2G. Revista Internacional de Arquitectura. International architecture review. Revista nº6. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1998 p.30
21 Palabras extraídas de LUQUE BLANCO, José Luis. Frederick Kiesler y el teatro de vanguardia. Segovia: Universidad
   SEK, 2006.p.2 En http://oppidum.es/2006/PDFs/Luque%202006.pdf visitada el 29/01/2013
22 SENOSIAIN AGUILAR, Javier. Bio-arquitectura. México: Editorial Limusa S.A. Grupo Noriega, 1998. p. 163
23 CALDUCH, Juan. Espacio y lugar. Temas de composición arquitectónica. Alicante: Editorial Club Universitario, 2001. p. 57
24  PEARSON, David. New organic Architecture. Londres: Gaia Books Limited, 2001. (Traducción española por Isabel Campos Adrados) Arquitectura orgánica moderna. Un nuevo camino para el diseño urbano y rural. Barcelona: Editorial Blume, 2002. p.16.
25 BOUDON, Philippe. Sur l’espace architectural. Dunod, 1971 (Traducción por C.C. de Ciga). Del espacio arquitectónico. Buenos Aires: Editorial Victor Lerú, 1980 p. 74-75
26 CALDUCH, Juan. Espacio y lugar. Temas de composición arquitectónica. Alicante: Editorial Club Universitario, 2001. p. 31/32
27 Dibujo hecho por el autor Héctor-Luis Conesa Hernández 30/01/2013
28 Les Casetes del Moros del alto Clariano en Bocairent (Valencia)  Espacio curvo orgánico puro excavado en la roca de la montaña.    

    Composición de fotografías, hechas, por el autor Héctor-Luis Conesa Hernández 01/05/2010








Planos de planta de la hecocasa. Planta baja (izquierda). Planta alta (derecha)


Conoce el despacho de arquitectura que antecedió a esta arquitectura: Arena Arquitectura